Estas
promesas nos recuerdan la misericordia de Dios:
Isaías 43:25
"Yo, yo
soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus
pecados"
Salmos 103:10-12
"No ha hecho con nosotros conforme a nuestras
iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la
altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que
le temen"
Salmos 130:3-4
"JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá
mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado"
Hebreos 8:12
"Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus
iniquidades"
Isaías 1:18
"Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si
vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si
fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana"
Isaías 38:17
"He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas
a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus
espaldas todos mis pecados"
Isaías 55:7
"Abandone
el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al SEÑOR,
que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar"
Ezequiel 18:22
"Ninguna
de las transgresiones que ha cometido le serán recordadas; por la justicia que
ha practicado, vivirá"
Miqueas 7:18
"¿Qué
Dios hay como tú, que perdona la iniquidad y pasa por alto la rebeldía del
remanente de su heredad? No persistirá en su ira para siempre, porque se
complace en la misericordia"
Miqueas 7:19
"El
volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y
echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados"
El
único pecado que Dios no perdona es la blasfemia contra el Espíritu Santo,
aquel pecado por el que el hombre se niega
libre y conscientemente al perdón y la misericordia de Dios.
"Todo
pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el
Espíritu no les será perdonada” (Mateo 12:31).
Por más grande que creas que es tu pecado, Dios puede
perdonarlo. Es normal sentir que no somos merecedores de él, que no merecemos
su perdón; el enemigo aprovecha los momentos de debilidad para decirnos que no
somos nada, que no valemos, que no merecemos y es en ese momento que debemos
rendirnos al Señor.
La palabra nos advierte:
Entrégate a
Dios, entrégale tu carga, tu tristeza,
tu dolor y el té dará descanso y perdón.
"Vengan
a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. " Mateo 11:28