"Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Pr.3:6)
Nuestra parte consiste en que debemos detenernos y reconocerlo a medida que caminamos, y su parte es dirigir nuestros caminos. Nosotros debemos consultar a Dios sobre cada decisión, palabra, pensamiento o respuesta. Antes de seguir adelante o reaccionar siquiera, necesitamos detenernos y orar primero: "Senor ¿Qué deseas que haga, piense o diga aquí?"
Cuando hacemos nuestra parte, Dios toma el control y hace su parte: ¡Él dirige nuestros pasos! A menudo es casi como si el siguiente pensamiento que entra en nuestra mente viniera de Él. Debido a que le pidimos su dirección y que deseamos hacer las cosas a su manera y no a la nuestra.
El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. Salmos 32:8.
El nos guía sobre que debemos hacer, cómo actuar y qué decir. Dios es fiel a sus promesas.
"Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Éste es el camino; síguelo". Isaías 30:21.
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